“Señor,
te necesito”. Estas son las palabras que un cristiano fiel diría a Dios en
cualquier momento de dificultad. Pero en muchas ocasiones, los cristianos
buscan a Dios como último recurso y no como primero. Este es un problema para
el hombre, porque pone a Dios en último lugar, en lugar del primero.
Cuando
nos entregamos a Dios decimos que Jesús pasa a ser el Señor de nuestra vida.
Ser Señor significa que a partir de entonces es Él quien manda en nosotros, y ya
no mandamos nosotros en nuestra vida. Nosotros entonces tenemos un conflicto
interior al tener que elegir constantemente entre lo que nosotros deseamos y lo
que el Espíritu, que habita dentro de nosotros, desea, que es la voluntad de
Dios.
Voy a
poner un ejemplo sencillo. Cuando un hombre es ofendido por otro tiene la
posibilidad de perdonarle o de vengarse. Lo que le pide el cuerpo es vengarse,
lo que le pide el Espíritu Santo es perdonarle. Si muestra sabiduría y sabe
reprimirse, entonces podrá hacer la voluntad de Dios que es perdonarle.
Todos
en la vida tenemos constantemente situaciones como esta. Nos vemos obligados a
tomar decisiones constantemente que marcan la diferencia entre nuestra voluntad
y la voluntad de Dios ¿Cómo podremos tomar siempre la mejor decisión?
1.
TOMAR A
DIOS EN SERIO
Siempre intento respetar
las decisiones de la gente cuando prefiere dejar a un lado a Dios y actuar de
forma que parece más práctica o más “útil” para un determinado momento. Se
suele decir algo así como “es que no había más remedio”. Siempre hay que
respetar la dignidad y las decisiones de otros, aunque tomen decisiones
ruinosas para su vida. Una decisión basada en la Palabra de Dios puede incluso
traer llanto al principio, pero la recompensa siempre va a ser infinitamente
mejor a la larga, y en muchas ocasiones también “a la corta”. El beneficio
espiritual merece mucho más la pena que el éxito rápido.
Un buen ejemplo puede ser a
la hora de hablar. A veces cuesta mucho decir una verdad que nos perjudica. Dicen
que una mentira “a tiempo” te puede sacar de un aprieto. Una verdad a medias
puede “librarte” de un mal trago, pero al final lo pagarás mucho más caro,
entre otras cosas porque “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”.
Sirva como ejemplo para
comprobar que la importancia de tomarse en serio a Dios es realmente
fundamental para la vida del cristiano. Un cristiano comprometido con la
Palabra de Dios, con Jesús, siempre va a tener mejores resultados a la larga
que el que busca el alivio rápido. Nunca hay que perder el empuje del
compromiso con el Señor para guiar nuestra vida y todas nuestras decisiones.
2.
VIVIR EN
PLENITUD
Vivir a Dios en plenitud es realmente una
vida diferente. El cristianismo “light” o cristianismo a medias se pierde las
promesas de Dios. Vivir en el Espíritu es una experiencia refrescante y
renovadora que te mantiene fuerte hasta en la vejez. Vivir en el Espíritu da
valor y sabiduría en esta vida para tratar con todo el mundo. Vivir en Plenitud
con Dios es experimentar las promesas y bendiciones de Dios diariamente y… si
quieres tener una experiencia realmente motivadora y refrescante prepárate para
una vida plagada de bendiciones de parte del Señor que se van a hacer realidad por
medio de la fe en el Señor Jesús. Una vida guiada por Espíritu siempre va a
tener muchas más recompensas y bendiciones que el que no se quiere comprometer
con nada. El mejor consejo que puedo dar es que te rindas a la voluntad de Dios
para tu vida y experimentes sus bendiciones en Plenitud para que tengas una
vida realmente agradecida y cargada de buenas experiencias por las que darás
gracias a Dios eternamente.
3. PERMANECER EN DIOS
La vida en Plenitud con Dios requiere
permanecer en Él a lo largo del tiempo. Juan 15:7-10 dice: “7Si
permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queráis y os será hecho. 8En esto es glorificado mi Padre: en que
llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos. 9Como el Padre me ha
amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10Si
guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado
los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.” La
palabra clave en este texto es permanecer. No puedes entrar y salir de la
presencia de Dios como el que entra a una tienda compra el pan y después se
marcha hasta que se le acabe el pan. Lo que quiere más bien Dios es que vivas
en la panadería y que tú mismo hagas el pan del que puedes comer e incluso
puedas dar a los demás. Sigamos con la metáfora del pan y digamos que Dios
busca “panaderos” que coman del “pan de vida” y repartan también a otros. La
clave es permanecer.
Bendiciones y saludos desde barquisimeto Venezuela. Sin duda alguna cada uno de los aspectos tocados son de gran importancia, podría decir que son inseparables pero lógicamente permanecer en Dios desde mi punto de vista es el de mayor relevancia, tomando su misma metáfora somos un mismo pueblo...una misma panadería, ruego a Dios que el amor de Jesús nos siga alimentando con su pan diario como lo es la palabra.Amen
ResponderEliminar