Las dos
horas que estuve en Ceuta con Loli no cuentan para decir que he estado en África. Fui con mucha ilusión
a Tailandia, Estados Unidos, Cuba, Alemania, Suiza, Inglaterra, Francia y
Holanda, pero nunca me atreví a visitar la exuberancia de África Central o del Sur ¿Por
qué? Como a muchos, me asustaba
un poco lo que veía por televisión. Antes del viaje a Tailandia mi suegra me dijo que no
perdiera de vista ni un minuto a mi mujer. Con una sencilla regla de tres
supuse que tardaría bastante en pisar África. Los magníficos documentales de La 2 (TVE) no
ayudan para ir allí, si no eres de los que cazan
elefantes o algo parecido. Me encanta ver leones, guepardos cazando gacelas,
cocodrilos, rinocerontes y jirafas, pero sólo por la tele. ¡Oiga usted, cada uno en su continente, (pensaba yo, igual
que millones de europeos).
Pero,
como muchos españoles, también pienso que de alguna forma estamos en deuda con el tercer
mundo por pertenecer a la octava (hoy ya duodécima)
potencia industrial y económica del mundo. Creo que la
brusca descolonización europea en África tampoco ayudó demasiado para su estado
actual. El sentimiento está ahí. Todos conocemos a alguien que es miembro o colabora con
organizaciones de ayuda al tercer mundo (puede que nosotros mismos) o haya
adoptado niños africanos. Con mayor motivo
el cristiano comprometido tiene el deseo de ayudar de alguna forma a alguien de
un continente necesitado como África.
¿Y qué hay del evangelio? ¿Cómo creerán si no hay quien les
predique? La necesidad del evangelio es aún mayor. Los obreros aún son muy pocos. Los 161 millones de habitantes de Nigeria
asustan comparados con los 46 millones de españoles.
¡Cáspita, podrían conquistarnos si hubiera
bastantes pateras! ;) No es que la mies sea mucha, es que es inmensa. Sin
embargo, el evangelio está creciendo muy rápidamente. Tengo la tentación
de hacer un estudio económico de lo que
"cuesta" un convertido en España y uno en África, pero ya conozco el resultado.
Llegados
a este punto, hay cristianos comprometidos con el evangelio que se preguntan ¿Qué hago aquí en España? ¿Por qué no estoy en África? Independientemente de que no todos puedan ir, me
llama la atención personas como Marta Nombela,
procedente de Albacete que está un año de voluntaria en Guinea Ecuatorial. O los pastores Julio
y Dámaris que pasaron de Badajoz a
Malabo de una tacada, por poner otro ejemplo. Para ellos África es la Tierra Prometida en la que desarrollan un
ministerio eficaz al que Dios les ha llamado, como llama a otros muchos que les
da miedo África.
Sí, el miedo. Pero miedo por ignorancia. Los que han estado
recientemente en Guinea Ecuatorial o Camerún dicen que hay mucho
desconocimiento con respecto al estilo de vida. En las ciudades se vive como en
las nuestras, con los comercios, la educación
y la sanidad en niveles suficientes como para llevar una vida normal, con la lógica brecha cultural. El nivel de vida de las ciudades no
parece que sea diferente a las de La Habana, El Ejido o Ceuta. Muchísimo peor se vive en Valdemingomez, barrio de Madrid, en el
que muchos madrileños no han estado nunca, donde
parece que no haya "piedra sobre piedra". ¿A quién interesa el miedo? ¿Quien se beneficia cuando se ignora a África?
Es hora
de desmitologizar África, de acabar con la
ignorancia y la indiferencia, de perder el miedo, de trabajar en la cohesión, de tener en cuenta de que si ayudas al necesitado te
ayudas a ti mismo, de mostrar que nuestra fe no es muerta, de que queremos
agradar a Dios, es hora de confiar en lo que no se ha visto todavía, es hora de vivir "sin miedo a África."
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