Colosenses 3:2
"Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra."
Hay cosas que nos parecen evidentes, normales y corrientes de nuestras vidas, y en realidad son enormes bendiciones y milagros de Dios sobre nuestras vidas. Por poner un ejemplo, a veces me quejo por el calor sofocante que hace aquí en Denia (España) y por eso puedo pasar un día molesto completamente, con el pensamiento del calor sobre mi cabeza. Sufro y hago sufrir a otros. Eso no puede ser.
Entonces, me pongo a pensar en las circunstancias de mi vida. Tengo dos hijos maravillosos, juguetones, bien criados, que hacen amigos fácilmente y siguen al Señor a pesar de su niñez. Tengo una esposa que me ayuda, apoya y soporta en el ministerio. Tengo una iglesia que me ama y yo amo. La he plantado con la guía de Dios y me permite dedicarme a lo que más quiero y mejor puedo hacer, servir a la iglesia de Cristo. Tengo compañeros de ministerio, amigos que me ayudan y oran por mí. No me falta nada de lo necesario para la vida, y si algo creo que necesito, se lo pido Dios y no tarda en concedérmelo o negármelo, según lo mejor para mí. Y lo más importante, tengo la compañía constante de mi querido Señor Jesús, que me acompaña y me dirige a todos lados.
Así que mis quejas por el calor sofocante se convierten en acción de gracias por su bondad, por su compañía, por su benignidad y su justicia. Su amor abarca toda mi vida.
Ahora puedes hacer lo mismo contigo, empieza a ver las bendiciones de Dios en lugar de quejarte, que seguro que están ahí, empezando por este devocional que estás leyendo y calibra tu vida conforme a las riquezas en gloria de nuestro querido Dios.
Un abrazo
"Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra."
Hay cosas que nos parecen evidentes, normales y corrientes de nuestras vidas, y en realidad son enormes bendiciones y milagros de Dios sobre nuestras vidas. Por poner un ejemplo, a veces me quejo por el calor sofocante que hace aquí en Denia (España) y por eso puedo pasar un día molesto completamente, con el pensamiento del calor sobre mi cabeza. Sufro y hago sufrir a otros. Eso no puede ser.
Entonces, me pongo a pensar en las circunstancias de mi vida. Tengo dos hijos maravillosos, juguetones, bien criados, que hacen amigos fácilmente y siguen al Señor a pesar de su niñez. Tengo una esposa que me ayuda, apoya y soporta en el ministerio. Tengo una iglesia que me ama y yo amo. La he plantado con la guía de Dios y me permite dedicarme a lo que más quiero y mejor puedo hacer, servir a la iglesia de Cristo. Tengo compañeros de ministerio, amigos que me ayudan y oran por mí. No me falta nada de lo necesario para la vida, y si algo creo que necesito, se lo pido Dios y no tarda en concedérmelo o negármelo, según lo mejor para mí. Y lo más importante, tengo la compañía constante de mi querido Señor Jesús, que me acompaña y me dirige a todos lados.
Así que mis quejas por el calor sofocante se convierten en acción de gracias por su bondad, por su compañía, por su benignidad y su justicia. Su amor abarca toda mi vida.
Ahora puedes hacer lo mismo contigo, empieza a ver las bendiciones de Dios en lugar de quejarte, que seguro que están ahí, empezando por este devocional que estás leyendo y calibra tu vida conforme a las riquezas en gloria de nuestro querido Dios.
Un abrazo
hermoso blog, reciban muchas bendiciones.
ResponderEliminarmi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com