Dice la Biblia en el libro del Génesis que el mismo Dios Todopoderoso descansó el séptimo día de todo lo que había hecho durante la semana. El Ser más productivo quiso descansar y ver lo que había hecho.
Dentro de los Diez Mandamientos escritos en Éxodo 20, el más largo de todos es el que se refiere al día de reposo. Ocupa nada menos que tres versículos. En muchos otros pasajes de la Biblia se explica la importancia del día de reposo, mandamiento que apenas se cumple entre la cultura occidental cristiana. El Señor Jesús quiso quitar rigidez al estricto fariseísmo que estaba instalado en la sociedad, pero no dudó en descansar y animar que fueran a Él todos los cansados y cargados (Mateo 11:28).
El día de reposo se usa para hacer tareas de la casa, actividades pendientes ajenas al trabajo, u otros pasatiempos que nos cansan más que el propio trabajo. Consecuentemente, el lunes volvemos a nuestra rutina laboral semanal más cansados de como terminamos el viernes.

No se empieza la semana igual con la misma energía ni motivación habiendo descansado el domingo (o el día que nos toque descansar), que habiendo realizado actividades agotadoras. La noche y el día de reposo están para descansar. Se gana un enorme porcentaje de productividad física y cerebral habiendo descansado lo necesario. Si no hay descanso no hay productividad. Es una regla general que está en los campos, en el hombre y en todo el mundo animal.
Si quieres ganar en productividad empieza por valorar este mandamiento de Dios y te sorprenderás de la energía y motivación que puedes acumular para empezar tu semana de trabajo.
¡Disfrútalo!
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